Noches de humo : cómo se planeó y ejecutó la toma del palacio de justicia / Olga Behar

"¿Podré olvidar algún día, Dios mío?", se preguntó angustiada. No le sería posible. Almarales le había dicho dos horas antes de devolver la a la libertad, sólo una hora antes de morirse, "vas a salir, Mona, tu misión será decirle al mundo lo que ha pasado acá". No debía olvidar. Aunque en este momento necesitaba calmarse, recuperar el control, dejar de derramar lágrimas que surgían solas, sepultar en algún rincón de su cerebro esa película de terror, de la cual era ahora sobreviviente..."
"Claudia seria por última vez Clara Helena Enciso. En adelante comenzaría a creer en los brujos indígenas del Cauca, en esos sabios de herencia precolombina que sabían cuándo la gente se Iba a morir. Y cambiaria su Identidad para converse en tantas y tantas mujeres, huiría y se escondería en tantos y tantos países. “Mucho gusto, mi nombre es Maria”; “Hola, me llamo Bertha y soy peruana”; “Soy Lucia, nací en Guatemala”. Hasta que un día regresó a los suyos, después de haber cicatrizado las heridas y les dijo: “Aquí estoy, de nuevo en la montaña. Ahora sólo existirá el futuro..." ".