Marguerite duras ha logrado en esta historia un erotismo cargado de distancia y pasión, pleno de intimidad y marcado por la ausencia, rebosante de entrega y egoísmo. El amante es una visión femenina de la extraña relación de una quinceañera de origen francés con un hombre chino de 26 años que nos es descrito por la mujer en un tono nostálgico pero despiadado. Es, también, una indirecta afirmación de la titánica lucha de los opuestos, de la imposible batalla que libramos día a día contra la soledad y el aburrimiento. Este libro es ya un clásico del erotismo, y si bien sus detractores son tan apasionados como sus múltiples defensores, existe un punto que contacta a unos y otros: en esta obra la vida y el tiempo han sido capturados por la piel, en cuyo espacio el amor taladra cicatrices eternas que nos confirman que por nuestra existencia han deambulado fantasmas tan amados como odiados.